martes, 25 de marzo de 2014

CARTA NÚMERO CUATRO



*Carta manuscrita.
Barcelona, 2 de mayo de 1963



Querido Jacobo,
                          nuestra separación no pudo ser más desdichada. Aquella misma noche me dio un ataque de hígado. Apenas dormí, y el viaje al día siguiente fue perfectamente horrible; llegué a Barcelona en un lamentable estado de nervios. Luego las cosas mejoraron: el hígado se calmó, y una visita al médico —la misma tarde de mi llegada— me hizo saber que mi pequeña llaga priápica no era de ningún modo un regalo de Venus, sino una inofensiva herpes – cicatrizada ya. De todas maneras, el agotamiento nervioso me duró varios días, impidiéndome, entre otras cosas, escribirte.

                          Ahora soy bueno —el ser bueno no me ha proporcionado nunca la menor felicidad—, llevo una vida morigerada y atiendo a un exceso de trabajo en la oficina, circunstancias todas ellas que hacen de uno un corresponsal pobre y escasamente interesante. Por fortuna podemos vernos y hablarnos muy [vuelta] pronto, pues el día 7 estaré en Madrid y permaneceré ahí hasta el 10 por la mañana. ¿Quieres que nos encontremos para cenar la misma noche del 7, entre 10 y 10,30, en Teide? Si te es imposible, llama, por favor, al 2367848 y deja un recado para mí – en cualquier caso, tendremos tiempo de sobra para vernos durante esos días.

                           Ayer terminé otro poemilla – que completa la serie amorosa que te recité aquella noche. Se titula Volver:

Mi recuerdo eran imágenes,
en el instante, de ti:
esa expresión y el matiz
de tus ojos.., algo suave

en la inflexión de tu voz,
y tus bostezos furtivos
de lebrel que ha maldormido
la noche en mi habitación.

Volver, pasados los años,
hacia la felicidad
— para verte y recordar
que yo también he cambiado.

                        Ahora tengo que volver a los poemas largos y me da pereza. Hasta pronto, un abrazo

                               Jaime





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